Es el dueño de un currículum tan abultado como exitoso. Su nombre es sinónimo de éxito en la televisión argentina. Vino al mundo como Raúl Jorge Tignanelli, en Buenos Aires un 17 de enero de 1954. Optó por ser Raúl Taibo. Es el hijo de la actriz Beatriz Taibo y de Raúl Tignanelli. Debutó en la TV hace 40 años. Con él habló LA GACETA:
-¿Por qué temporada en Carlos Paz?
- Porque me gusta. Y porque a pesar del cambio de compañera, -se refiere a la salida de Araceli González y su reemplazo por Florencia Peña-, conozco al elenco y me parece muy bueno. En todos hay armonía. Es lo que busco para trabajar: sentirme bien, porque si estás bien se nota y lo nota el público. Yo ya busco este tipo de propuestas en las que se destaque el componente humano por sobre todo.
- ¿Cómo es ser el hijo de Beatriz, una actriz consagrada?
- Mirá, tenía un lado bueno porque mamá era la "famosa" de la familia. Cuando yo era chico no se me había cruzado por la cabeza que ése sería mi oficio. Es más, pensaba que con ella en la farándula ya estaba bien. En casa nadie me veía como actor.
- ¿Te acordás cómo fue tu debut en la TV?
- Sí. Fue increíble. Yo era un buen estudiante y a los 15 años ya había terminado el secundario. Me inscribí en la Facultad de Arquitectura. Y para tener mi propio dinero entré a trabajar como técnico en un canal. Esto me parecía lo más afín a mis estudios. Pero un día, cuando ya era camarógrafo, y por una broma yo hice de actor y me filmaron mis compañeros. A esa filmación llegaron a verla Alejandro Doria y nada menos que Abel Santa Cruz. ¡La que se armó?! En una semana ya estaba haciendo pruebas en el canal. Y desde entonces no paré de trabajar en este oficio, en un medio que me gusta? Diez años después ya me había hecho a la idea de que sí, que ése sería el camino por el que transitaría mi vida. Y aquí estoy.
- ¿El cine es tu asignatura pendiente?
- Comparado con lo realizado en TV, parece que sí. Pero sí tuve ofertas que por el tiempo que lleva filmar una película, unas seis semanas como mínimo, no pude encarar porque se superponía con mi trabajo en las novelas. No podía abandonar la TV.
- Se atribuye a Alberto Migré la frase: si querés que una novela funcione contratá a Taibo?
- No lo sabía. Migré nos quería mucho a todos quienes actuamos en sus novelas. Él, y otros directores también, respetaba a sus actores. Eran épocas distintas. Hasta entrados los 90 en las novelas los artistas y los directores eran los protagonistas del hecho. Después pasaron a tener mucha injerencia las producciones y terminaron siendo las dueñas de todo. Los artistas pasaron a ser "peones" de quienes producen la obra.
- ¿Te despertás con las mismas ganas de actuar que cuando debutaste?
- No. Como uno pasa mucho tiempo en el trabajo, porque filmar una novela te insume muchas horas del día, para mí es mucho más importante encarar proyectos donde todo sea armónico. Si no, me canso...
- Tenés un perfil muy bajo...
- Siempre traté de defender mi vida privada. Además cierta prensa me golpeó a mí y a mi familia mucho con lo que se dijo de la muerte de mi hermano. Y me hizo muy mal. Por suerte este tipo de periodismo son los menos. Pero igual me gusta preservar mi vida y lo que quiero.
- ¿De qué te arrepentís en la vida?
- De no haber aceptado, hace años, firmar un contrato millonario con Televisa por tres años. Habría solucionado mi economía de por vida?
- ¿Cómo es el galán de la ficción en la vida real?
- Totalmente distinto. Yo no actúo el personaje. Te reconocen, te saludan, el público es cariñoso, pero eso es para el galán, no para el ser humano. Vivo mis días bien, hago mis cosas. Me cuido y trato de que mis proyectos se hagan realidad. Camino, hago trekking y puedo escalar cuando me hago un tiempo. Y veo fútbol. Sigo a mi Racing por la tele.
- A los 50 ¿la razón o el corazón mandan en el amor?
- El corazón y la pasión. A cualquier edad estar enamorado es una situación única, pero sin pasión no hay amor. Te lo digo con conocimiento porque yo hice tantas macanas en mi vida... Y hoy? sigo buscando el amor porque estoy soltero. Yo soy un agradecido a la vida.
- ¿Te queda algún sueño por cumplir?
- Sí, construir mi casa.